La respuesta es no.
Empiezo por la conclusión a la pregunta y es que cuando directamente la respuesta es tan contundente poco hay que añadir al respecto. No hay otro modo de que la industria musical haga las cosas, esa es mi conclusión visto lo visto. ¿Por qué razon? Porque no hay voluntad de cambiar las cosas. Y ahora sí comienzo mi disertación.
La noticia saltó hace unos días en todos los medios de comunicación y tanto artistas como prensa especializada o por supuesto, público, la hemos recibido de manera tibia. Como si fuera una confirmación de aquello que llevamos años siendo testigos, muy a nuestro pesar.
Me río recordando los tiempos en que la cabeza de turco era El Rey del Pollo Frito, que ha acabado no frito sino quemado también por la lucha por los derechos de autor. El modo miserable y caciquista con que dirigían el asunto desde la SGAE, afectaba a todos los que formamos parte del entramado. Aun así se sorprenden muchos de que España sea el rey en la piratería, donde la cúpula que controla los derechos de los artistas desvía el dinero de los mismos a sus cuentas corrientes, como capitanes del barco pirata.
Lo que uno piensa es que todo ese entramado está creado para que se beneficien todos, desde el tío de la manta o el que está en su casa dandole al click, pasando por el señor con traje de pingüino en su despacho que adula al artista cool del momento. Se intentan engañar a si mismos desde hace más de una década, lastrando con ello la evolucion de la industria musical y del arte en sí, que es aquello que en última instancia me preocupa a mí personalmente.
No sé si estaréis vosotros, ¿indignados? Pero lo que yo estoy es… de bajón. Una sensación que empieza con un nudo en el estómago al saber que por mucho que uno luche, las cosas no van a cambiar en este sentido. Sólo queda el seguir la corriente e intentar ser lo más coherente con tu pensamiento, y al menos hacer lo más importante cuando uno está dentro de este pez que se muerde la cola: intentar apoyar a bandas que lo merecen y propongan algo realmente diferente con su discurso personal y musical.
Y finalizo este diagnóstico con el inicio, el título del mismo, haciendo referencia al grupo de artistas que dentro de la SGAE intenta buscar Otro modo. Mi respuesta, señores, al principio.
La cruzada de Ramoncín me ha recordado por su trayectoria a la de Lars Ulrich de Metallica en contra del Napster ¿Recordáis?
Y hoy día, quién lo iba a decir, Ulrich defiende las descargas por Internet. Curioso.
Quién iba a pensar que leeríamos Lars Ulrich y Ramoncín en un mismo texto.