Nuevos corsarios hacen Parada y fonda.
Mi nombre es Jessop y soy un marinero en el mar de la industria musical, a bordo de un barco fantasma llamado Mortzestus, el cual os voy a presentar a continuación. Llego de más allá de las constelaciones de la comercialidad y de las leyes de hierro de la misma, que ese océano virtual que es internet, trastoque todo lo que realmente importa y que nos sumerja en las emocionantes profundidades del descubrimiento de nuevos espacios y territorios que explorar. Un océano en el que nos debatimos entre pasar por caja o robar, cual corsarios, depreciando tesoros musicales.
La historia de Mortzestus es más que interesante, ya que es la misma que hemos sufrido todos aquellos melómanos, amantes de la música, antes de convertirnos en barcos fantasmas que pululan por la red infinita hasta encontrar algo que merezca ser salvado de los tiburones con corbata y su carnaza fácil de consumir. Es la historia de un músico que lleva peleando muchos años con su guitarra o su bajo en ristre, deambulando por los locales varados de una ciudad cualquiera, a la que acuden almas en pena a conciertos desangelados por la falta de una escena con pulsión que la agite. Aún así, él persiste en su lucha diaria contra sus demonios y los de fuera, que son peores todavía, que le impiden una y otra vez llegar a realizar el sueño de ser reconocido como se merece. Sabe que dentro de él hay una gran historia que escuchar, como la de cualquiera que ha ido labrando un camino por las lóbregas y solitarias vías de la incomprensión y el abandono de los demás. Vamos, algo que he podido comprobar que le pasa también a cierto circo que ambula por las ondas de Madrid, y que sintonizamos una vez por casualidad, intentando encontrar la identificación que todos buscamos de un modo u otro. Ya son varios los años que llevo en total conexión con el mundo de dicho circo, llamado La Parada de los Monstruos, con el que tenemos tanto en común.
Pero sobre todo, es el taxi de ese circo, con el que compartimos línea editorial, tan personal y visceral. Y he aquí, que nos hemos encontrado finalmente, cara a cara, amarrando el barco junto al taxi en un punto y aparte que promete emocionantes y profundas sensaciones que podréis vivir con nosotros. Así, os recomiendo que indaguéis más, a partir de ahora, en este viaje a través del ruido que nos proporcionan todos los segundos fines de semana de cada mes nuestro taxista favorito, Travis, y su nuevo compañero de viaje Mortzestus.
Asimismo, debuta y se une a la expedición, un pirata y espadachín del frikismo tan avezado como es Barsen Sánchez. Desde su sección Psychofonias, nos traerá el lado más siniestro y macarra del mundo musical. Haced como yo, que seguiré pegado al otro lado del aparato radiofónico, escuchando el ruido, en mi balsa de aceite, antes del fin definitivo del mundo como lo entendemos, que dicen las crónicas que tendrá lugar en este desgraciado 2012.
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