Ríamos como héroes.
Llevamos ya cinco años desde que se inició la crisis económica, amiguitos, la cual ha mutado en diversas crisis posteriores. Crisis de libertades y derechos, crisis cultural, crisis existencial y personal, pero la peor de todas a mi juicio es la emocional.
Cuando uno se dirige a su trabajo todos los días, normalmente ve que la gente, con la cara propia de esa situación, está medio adormilada y recién levantada y no es un gran momento para hacer un análisis de lo feliz que está por la cara que tiene en ese momento. Pero hace años la cara de esa gente tenía la expresion del que duerme tranquilo y no tiene las arrugas del constreñimiento provocado por la preocupación y el pesar. Y ahora, a todas horas, no sólo en el tópico desplazamiento matutino, veo algo que cada vez es mas habitual: veo a la gente con la cara triste, a la gente muerta por dentro, con la mirada perdida no por la divagación propia de la ensoñación de tiempos mejores, sino por la urgencia de los problemas producidos por las situaciones de miseria que nos han tocado vivir en estos tiempos actuales.
La gente ha olvidado de reírse de verdad. No me refiero a la forma tan escandalosa y propia del españolito de a pie, no. Me refiero a llevar una sonrisa perenne en la cara, a reírse con ganas, con independencia de lo que nos rodee, por fuera o por dentro.
Porque antes se reía para demostrar lo estupenda que era su vida opulenta, del ritmo frenético que llevaba, de lo bien que le iba por la felicidad vacua que impone la falsa estabilidad o poder económico. Por lo tanto era una risa falsa, la risa del que se ríe por fuera porque no guarda nada en su interior, del que tiene la barriga llena pero los sesos vacíos.
Nos hemos olvidado de reir a mandíbula batiente, independientemente de los males que nos rodeen. ¿o acaso es la primera vez que hay una crisis económica? ¿Acaso no ha habido males mayores a lo largo de la historia de la humanidad? ¿Y no se ha sabido salir de ella con bríos y nuevos aires y sobre todo con una sonrisa en la cara?
Pues si alguno me puede decir que peco de algo en estos tiempos sombríos es de tener ganas de reírme, porque todo lo que me rodea es una pantomima, porque la gente se toma demasiado en serio y no acepta una broma ya que ha perdido el sentido del humor. Porque si yo perdiera ese sentido sería peor que estar ciego, sordo o mudo, en tiempos como los que corren.
Por eso, amiguitos, desde nuestra modesta aportación, tratamos todos los sábados, desde las 17 a las 19 horas, de hacer un programa no sólo riguroso, sino también divertido. Compartimos con todos vosotros las ganas de disfrutar, con una sonrisa en los labios, de las aficiones que tanto amamos. Muchas gracias por estar ahí un año más y no hagamos el favor, a este cómico mundo, de tomárnoslo demasiado en serio.
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