Hulk, otro que busca su lugar en el mundo.
Con el título del diagnóstico de hoy, reflexiono acerca de lo que significa para mí hacer el mismo y, en definitiva, qué motivos me llevan a sacar toda la visceralidad que trato de poner en ellos.
Pero antes debo hablar de mis miserias internas para que comprendáis el ejercicio de purgamiento que es para mí el contar mis infiernos personales, mis aspiraciones, mis deseos o mi desnudez más profunda, en lo que es un frenesí parecido a lo que deben experimentar aquellos que padecen un transtorno o enfermedad mental, cuando van a la consulta del psiquiatra y vomitan lo que llevan dentro. A veces me considero menos loco desde que soy capaz de hacerlo delante de vosotros y os utilizo de diván, amiguit@s.
Una de mis miserias más particulares es el enfrentamiento entre mis personalidades, la de FreakMan y la de David Royuela, que básicamente no difieren mucho en general, pero en las que hay matices que, cuando pienso en ellos y los analizo, me hacen ver que aunque se parezcan mucho, no son lo mismo. Mientras que FreakMan es un personaje creado para defender los intereses de la cultura freak, en favor de aquellos que la amamos, y es un tío provocador, histriónico y extrovertido (un killer o fucker, como muchos de vosotros lo habéis definido en broma cuando lo habláis conmigo), David Royuela, el otro lado de mi persona, es una persona con sus miedos y presiones cuando conoce a otros semejantes con los que comparte aficiones.
Este análisis de diván no es muy diferente del autoanálisis que nos hacemos en alguna ocasión. Me encanta utilizar a FreakMan y estos diagnósticos, para sacar mis más intimos pensamientos, mi visceralidad más pura, porque creo que es algo que todos buscamos de un modo u otro, ese reconocimiento o comprensión de los semejantes, lo que vulgarmente se llama “buscar un sitio en el mundo”.
Por ello, me considero un privilegiado, amiguit@s, ya que no todo el mundo puede decir que tiene un diván tan amplio y tan fiel, con el cual compartir sus pensamientos. Muchas gracias una vez más por estar al otro lado.
Qué gran diagnóstico, Freakman!!
Yo que tengo la suerte de colaborar en este circo ambulante me he dado cuenta de esa sutil diferencia entre el personaje y la persona, aunque tengan la misma raíz.
Qué te voy a decir si en el fondo me pasa lo mismo: el Tahúr y Alfredo son las dos caras de una misma moneda, e incluso a mí a veces me cuesta saber dónde empieza uno y acaba el otro.
Y no se trata de ponernos máscaras como esos nerds de las películas. Son partes de nuestra identidad que lucimos con orgullo en los entornos apropiados.
Un brindis por esa faceta friki, con nombre propio o no, que todos tenemos.
Exacto, el alter ego que todos tenemos, amigo Tahur. Es difícil de definir la diferencia, pero está claro que todos usamos diversos canales para sacarlos de algún modo: a través de un foro, de un chat, de una publicación…. Nosotros tenemos este privilegio de contar con nuestro pequeño resquicio donde poner en común nuestros pensamientos acerca de la realidad.