INCORRECCIÓN.

Un modelo a seguir pero no de plástico.

¿Por qué no damos un poco de rienda suelta en nuestras vidas a la incorrección, amiguitos?. Porque me imagino que estamos todos un poco hasta los cojones de que haya que pedir perdón por todo y disculparse por hacer o decir lo que realmente nos apetece decir o hacer, comportándonos como todo buen hijo de vecino.

¿Pues sabéis lo que os digo?. A tomar por culo. Lo mismo que dirían los protagonistas de aquella mítica serie animada de la cual hablamos en nuestro último programa, Beavis & Butt-Head, que no tenían pelos en la lengua de decir lo que se les ponía en polla acerca de cualquier cosa. Algo así como lo que hacemos también desde La Parada de los Monstruos, desde la elegancia que nos da la inmundicia de lo underground, desde nuestro amor por la contracultura y el decir y hacer las cosas cómo nos salga de los cojones.

No, no suena incorrecto ya que detrás de este planteamiento hay un análisis reflexivo y totalmente objetivo de lo que nos rodea. Aunque suene descarnado y un poco malsonante, no hay sangre fácil ni trolleo estúpido como el que se utiliza en las redes internáuticas para henchir el flácido ego de algunos monsters. Os pongo un ejemplo: cuando empecé en esto de la radio, además de La Parada hice una pequeña incursión en la radio comercial que duró apenas dos años en una emisora que pretendía ser la alternativa a Kiss FM o a M-80. Pero fijaos, que consideraban Jamiroquai muy alternativo, y no sólo no nos daban un puto duro sino que encima nos controlaban los contenidos. ¿Qué hice? Lo más obvio y razonable que hubieráis hecho cualquiera de vosotros: ponerles un middle finger y mandarles a tomar por culo.

Por eso La Parada jamás se acomodará a los cánones de lo establecido, porque ya de hecho como concepto defecamos en lo estandarizado, en lo hecho con escuadra y cartabón, en lo que se hace serializado como si fuera una cadena de montaje. Ponemos los huevos encima de la mesa y mostramos nuestra descarnada opinión sin casarnos con nadie ni chupar pollas a fulanito o menganito para estar en la foto en plan “YO ESTUVE ALLÍ”.

Posiblemente por razones como esta y alguna otra más, no estemos donde deberíamos pero, ¿a quién coño le importa si he conseguido lo que ansiaba desde que era un adolescente? Tengo feedback y contacto real con gente como yo a quienes le traen por culo las formas y los cánones. Gente que, por encima de todo, elige nuestra opción porque saben que detrás de ella hay aportación de personas y no de personajes de diseño, con entrañas e historias personales detrás de cada puto comentario que hacemos. Por cierto, aquella emisora citada terminó siendo La Tentación Latina, para que veáis como acaba cada uno con su integridad.