Los verdaderos héroes de la vida real, son los que se sobreponen a las adversidades y terminan venciendo a sus enemigos con su fuerza de voluntad y tesón, los cuales no suelen ser casi nunca un villano de opereta o un monstruo terrible, si no otro ser humano con 2 patas y mula mala ostia detrás.
Esos héroes de la vida real son aquellos que realmente admiro, aunque debo decir que los de ficción también lo hago pero de otro modo, sabiendo que todo al final es un teatrillo y que te esperas el desenlace casi desde el principio. Es el caso de un director como John McTiernan, cuyos héroes fílmicos son totalmente personajes ficticios de esos de cuento o aventura épica sin atisbo de realismo por ninguna parte, pero su vida y biografía personal está llena de historias de superación personal y heroísmo cotidiano como iremos descubriendo a lo largo de este programa de hoy.
El triunfo y el éxito es un arma de doble filo, y mantenerse en la cúspide es un reto al que solo unos cuantos elegidos pueden aspirar. En el mundo del cine en la industria de Hollywood es un precio que depende sobre todo de lo que cada uno esté dispuesto a pagar por vender parte de su alma por alcanzarlo. Es una relación de conveniencia de la que se puede obtener muchas rentas, pero que exige a cambio una dedicación plena y exclusiva, y que se rompe cuando la industria decide que no le eres rentable, o que no le has dedicado la suficiente atención, y se desmorona un matrimonio intenso y placentero que dura lo que un buen polvo.
De todo ello hablamos sobradamente en un especial de Zoo sobre el Lado oscuro de Hollywood, y las entrañas y teje manejes que hay tras las bambalinas. Lo que le sucedió al bueno de John McTiernan, es un poco lo que le ha pasado a otros muchos dentro de la misma, que no se les perdona el hecho de intentar jugar con las mismas reglas que impone la industria en su propio beneficio. Quiso ser más listo que ella, pero como dice el refrán, cuando seas padre comerás huevos, y el bueno de John acabó con sus huesos en la cárcel durante 10 largos meses como consecuencia.
Ya sabemos que para que algo funcione como un reloj, tiene que haber toda una serie de engranajes que funcionen a la perfección, y digamos que John le resultó ser una pieza defectuosa que reemplazar, apartándolo durante los últimos 13 años de la industria a la que tanto ayudó a levantar durante las décadas de los 80 y 90. A nadie le gusta que miren debajo de la alfombra por miedo a ver que se encuentra debajo de ella, y John ha pagado ese precio para desgracia de los que amamos su cine.
Pero hilando un poco con el comienzo de este diagnóstico, como buen héroe cotidiano que es, esta tratando de volver a resurgir de sus cenizas y volver a ponerse detrás de una cámara, que es lo que finalmente estamos deseando todos que haga. Muchos harán seguro que desafortunados comentarios si el nuevo cine que haga no alcanza las expectativas de todo lo rodado hasta la fecha por el bueno de John, pero es difícil ponerse en la piel de quien lo ha perdido casi todo a pesar de que gozó del éxito, y tiene que ponerse el mono de nuevo y volver a iniciar su carrera con todo en su contra.
Esa es la historia que os contaremos hoy, la de un gigante con pies de barro, que cayó y nos dejó una filmografía estupenda, que esperemos que levante el vuelo de nuevo en el futuro, pero desde aquí va nuestro homenaje particular a nuestro héroe John McTiernan.
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