“Nadie da duros a pesetas”.
Gratis. Sin coste. A coste cero. Sin cargo. O euros. Como nos gusta que nos regalen los oídos en fechas como las actuales, con frases como estas que nos suenan a celestiales en época de crisis.
Pero detrás de todo este soniquete celestial, hay un ángel de cartón, que no nos deja de entrever un FAKE cojonudo, que nos intenta dar gato por liebre. O usando otro refrán castellano, “nadie da duros a pesetas”. Y en nuestras aficiones, tampoco pasa esto.
En un país como es España, donde el trapi y el escaqueo forman parte de nuestra cultura como latinos, si nos ponemos a pensar en los videojuegos, es el mundo al revés. Si en la generación anterior, la de la Play 2 y la primera Xbox, el chipeo y el pirateo de juegos era algo habitual, en la actual de distinto modo, “modificando” hardware y firmware, se han logrado los mismos fines. Uno hace que se pregunte si todo esto realmente obedece a que realmente somos unos piratones despiadados, o a que alguien desde dentro del voraz monstruo empresarial, lo ha planeado para vender más consolas.
No es tan descabellado pensar en cosas como esta, me acuerdo cuando mucha gente empezó a contratar el paquete básico de Canal Plus, y luego se dedicaba a comprar unas tarjetas raras, para descargarte unas claves desde internet para ver gratis los partidos y las películas de pago. Con perspectiva, ¿piratas redomados, o una vez más, truco empresarial? Desde luego, el obtener esas claves, con el nivel de sofisticación de estos sistemas de decodificación, y la práctica imposibilidad de su obtención por medios legales, hacen pensar que alguien desde dentro de la bestia, las facilitara alegremente por algún motivo.
Lo que me fascina son las intenciones por parte de las marcas, tanto Sony como Microsoft por ejemplo, de intentar controlar el cotarro con iniciativas como no permitir el mercado de segunda mano, o el que solo se pueda jugar online y no puedas prestar más que unas veces determinadas tu producto bajo unas normas casi esclavistas. Como declaración de buenas intenciones, me parece cojonudo, y seguro que más de un pobre inocente hardcore gamer, se puede creer a estas alturas, que las empresas lo hacen siguiendo un código de ética.
Pero a estas alturas, no nos pueden tomar por tontos. Pagar 70 u 80 pavos por un juego de nuevo lanzamiento es una bestialidad. No hay juego que lo merezca, ni que lo valga. Lo que no puede ser es que los nuevos dioses de la tecnología, sean las nuevas rockstars del entretenimiento como podemos ver en las diversas ferias de entrenamiento interactivo, ganando dinero a espuertas por un producto de ocio a costa de dejarnos el bolsillo pelao. Pero tampoco estoy de acuerdo en que la gente esté continuamente intentando vulnerar el fruto del esfuerzo de un notable y numeroso equipo de profesionales, y del mucho tiempo y esfuerzo y tiempo invertido en la creación de un juego.
¿Cuál será el futuro al respecto, con esta nueva generación a punto de salir al mercado? Pues nunca se me ha dado bien el papel de pitoniso, pero sí que tengo claro lo que yo querría al respecto. Me gustaría acudir a una tienda, y no tener que gastarme casi todo mi presupuesto mensual en ocio en un solo juego, máxime cuando no sé si va a resultar rentable el esfuerzo que supone en sí mismo. Yo solo espero y confío, en que una vez más, se imponga la lógica y el sentido común, y aunque tampoco se logre el objetivo en esta próxima generación, caminemos hacia una industria del entretenimiento interactivo mucho más acorde con la realidad de los usuarios que la disfrutan.
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