REEEEEBOOT

  • AUTOR: // SECCIÓN: Diagnóstico, Ruído

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                “Reinventándonos un año más.”

     

    14 años, madre mía. Quién me lo iba a decir. Siempre empiezo igual, todas las temporadas, pero es que cuando uno va camino ya de 2 décadas de programa, hay al menos que señalar el hecho en sí mismo, y el vértigo que me produce el hecho en sí. 
    Mi amor por la radio empieza desde que jugaba a la radio con mi prima Almudena haciendo de presentador y ella de presentadora, cuando teníamos 8 o 9 años, pero de una manera más adulta, cuando tenía 21 o 22 años. Lo hice junto a mi amigo Raul del Olmo, porque ambos teníamos muchas ganas de hacerlo, ya que desde hacía mucho tiempo lo habíamos hablado, pero nunca nos decidíamos a dar un paso más allá. Me acuerdo que antes de eso, grabábamos en cintas de casette una especie de programas de radio a los que llamábamos “Radio Locura”, cuando nos juntábamos todos los amigotes del barrio que tendríamos unos 17 años, para primero grabarlos, y luego después escucharlos todos juntos tomándonos unas cervezas, en unos magazines marcianos en los que sobre todo se podía vislumbrar nuestro amor por la música y el cine, y sobre todo, mucho cachondeo y bromas privadas. 
    Y me acuerdo también de los recopilatorios musicales que nos hacíamos unos a otros por nuestros cumpleaños, en los que nos descubríamos mutuamente mogollón de bandas, y en los que siempre al final teníamos nuestro momento radiofónico en el que explicábamos qué canciones y bandas habíamos escogido, y sobre todo, porqué motivos lo habíamos hecho. Estos, permanecen en el baúl de los recuerdos, y me mola rescatarlos de vez en cuando, por la ingenuidad y pasión que en ellos encuentro, recordándome intensos  momentos de mi vida de los que guardo muy gratos recuerdos.
    Pero la génesis de lo que es ahora La Parada, realmente comenzó una tarde en un salón de videojuegos de Aluche, el Ekus, seguramente mientras jugábamos con nuestro amigo Pedro al Super SideKicks III, mientras yo me cogía a  la selección alemana y Raul a la sueca, y debatíamos la posibilidad de llevar más allá nuestro amor por la radio. Posiblemente le dijera a Raul algo así como: “Raul, tio, tengo un colega con el que curro en el Calderón vendiendo pizzas en las gradas, que se llama Marcos, y que el tío aparte trabaja aquí en una emisora de Aluche, Radio Las Águilas, y hemos hablado de hacer un programa juntos. ¿Por qué no montamos algo con él, tío?”.
    Bueno, el resto de la historia ya la conocéis, ya la he contado en plan abuelo cebolleta mil veces lo mucho que me influyó tal película y todo ese rollo. Pero lo fundamental es que después de 13 años de programa, y muchos más de amor por la radio antes, sigo con muchísima ilusión de empezar esta nueva temporada, la que será la catorceava. Muchas cosas nuevas una vez más, muchas aventuras que afrontar, pero sobre todo, de lo que tengo muchas ganas, es de empezar a hacer el programa que siempre soñé hacer desde niño, con mis amigos, tanto los que están aquí a mi lado a pie de micro, como los que están con los cascos puestos al otro lado del aparato receptor. Muchas gracias una vez más.

    14 años, madre mía. Quién me lo iba a decir. Siempre empiezo igual, todas las temporadas, pero es que cuando uno va camino ya de 2 décadas de programa, hay al menos que señalar el hecho en sí mismo, y el vértigo que me produce el hecho en sí. 

    Mi amor por la radio empieza desde que jugaba a la radio con mi prima Almudena haciendo de presentador y ella de presentadora, cuando teníamos 8 o 9 años, pero de una manera más adulta, cuando tenía 21 o 22 años. Lo hice junto a mi amigo Raul del Olmo, porque ambos teníamos muchas ganas de hacerlo, ya que desde hacía mucho tiempo lo habíamos hablado, pero nunca nos decidíamos a dar un paso más allá. Me acuerdo que antes de eso, grabábamos en cintas de casette una especie de programas de radio a los que llamábamos “Radio Locura”, cuando nos juntábamos todos los amigotes del barrio que tendríamos unos 17 años, para primero grabarlos, y luego después escucharlos todos juntos tomándonos unas cervezas, en unos magazines marcianos en los que sobre todo se podía vislumbrar nuestro amor por la música y el cine, y sobre todo, mucho cachondeo y bromas privadas. 

    Y me acuerdo también de los recopilatorios musicales que nos hacíamos unos a otros por nuestros cumpleaños, en los que nos descubríamos mutuamente mogollón de bandas, y en los que siempre al final teníamos nuestro momento radiofónico en el que explicábamos qué canciones y bandas habíamos escogido, y sobre todo, porqué motivos lo habíamos hecho. Estos, permanecen en el baúl de los recuerdos, y me mola rescatarlos de vez en cuando, por la ingenuidad y pasión que en ellos encuentro, recordándome intensos  momentos de mi vida de los que guardo muy gratos recuerdos.

    Pero la génesis de lo que es ahora La Parada, realmente comenzó una tarde en un salón de videojuegos de Aluche, el Ekus, seguramente mientras jugábamos con nuestro amigo Pedro al Super SideKicks III, mientras yo me cogía a  la selección alemana y Raul a la sueca, y debatíamos la posibilidad de llevar más allá nuestro amor por la radio. Posiblemente le dijera a Raul algo así como: “Raul, tio, tengo un colega con el que curro en el Calderón vendiendo pizzas en las gradas, que se llama Marcos, y que el tío aparte trabaja aquí en una emisora de Aluche, Radio Las Águilas, y hemos hablado de hacer un programa juntos. ¿Por qué no montamos algo con él, tío?”.

    Bueno, el resto de la historia ya la conocéis, ya la he contado en plan abuelo cebolleta mil veces lo mucho que me influyó tal película y todo ese rollo. Pero lo fundamental es que después de 13 años de programa, y muchos más de amor por la radio antes, sigo con muchísima ilusión de empezar esta nueva temporada, la que será la catorceava. Muchas cosas nuevas una vez más, muchas aventuras que afrontar, pero sobre todo, de lo que tengo muchas ganas, es de empezar a hacer el programa que siempre soñé hacer desde niño, con mis amigos, tanto los que están aquí a mi lado a pie de micro, como los que están con los cascos puestos al otro lado del aparato receptor. Muchas gracias una vez más.

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