HACER RUIDO

  • AUTOR: // SECCIÓN: Diagnóstico, Ruído

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                “Lets Make Noise”

    ¿No os ha pasado alguna vez, en vuestra adolescencia (bueno, a mi no me ha pasado hace tantos años la última), que estando en vuestra habitación escuchando alguna de vuestras bandas favoritas a un volumen poco razonable que es como de verdad se disfruta la musica, entra vuestra madre en plena avalancha de voces, golpes en la puerta, y amenazas varias?

    No me digáis que sois melómanos y no habéis tenido una situación parecida a esta. Y poco me importa que tipo de música era con la que os pillaron a vuestro dormitorio, atronando preparados para disparar al equipo de música con un fusco si fuera necesario. Me da igual que fuera Mozart, Nacha Pop, Los Mozinos Escozíos o Mogwai. El caso es que el ser humano, y sobre todo, aquel que ama la música y tiene un especial aprecio por la reacción que en el produce el influjo de la misma, tiene una relación casi una relación animal y ancestral con lo que muchos denominarían simplemente Ruido.

    Yo no se vosotros, pero ya sea en el coche, en casa, o en la calle con los cascos puestos, no puedo evitar poner la música a toda leche, aun a riesgo de quedarme sordo. Pero no concibo el poder disfrutar de la música si no es al máximo del volumen, y al tener que asumir de tener que ir al médico todos los años para quitarme los tapones de cera del oido. 

    Un pureta te diría algo así como “la música es para disfrutarla a un volumen adecuado, para poder captar todos sus matices. No me jodas, los matices no se captan si escuchas la música mientras te estás pajeando, la música puede acompañarte mientras haces otras cosas, claro que sí, y ahi no les quito la razón de que debe de estar a un volumen adecuado a la tarea que hacer. Pero si solo disfrutas de la música en ese momento, y estás al 100% concentrado en ella, debes ponerla al volumen adecuado de que esté a punto de explotarte el cerebro.

    Bien es cierto que uno asume que puede molestar a los demás cuando escucha la música alta, más cuando convive con otros seres humanos en una ciudad colmena como vivimos la mayoría de los seres humanos, pero es una cosa más con la que tienen que convivir los demás. ¿Acaso tengo yo que aguantar el olor a sobaco en el ascensor del vecino del quinto, las voces de la maruja que va hablando con su hija en el asiento trasero del autobús mientras intentas concentrarte en el libro que llevas en tus manos, o tener que dañar mi vision con las pintas u horrible mal gusto que tiene para la estética mucha gente (o lo que es peor, lo poco agraciados que la naturaleza les ha dotado)? 

    No, no es que sea mejor yo que ellos, no es que huela mejor o grite menos al hablar, tampoco es que vista mejor o sea más guapo. Es otra cosa, yo la llamo estar vivo, y disfrutar de una pasión a fuego, como un loco, efectivamente, disfruta de su aficion, sin mirar en remilgamientos y sin medida, con pasión. Porque aquellos que disfrutan de lo que denominan una pasión, controlandola, como si fuera un kilo o arroba de patatas, en mi opinion, no son humanos, son otra cosa, son seres bípedos que se mueven por instinto robótico, que se dejan manejar como marionetas. Por ello, me enorgullezco de saber que al otro lado del aparato receptor, hay gente con emocion a flor de piel, seres humanos que disfrutan de la música y de sus pasiones de forma descontrolada, algo que a mi me hace que cada vez que escucho o leo un comentario vuestro en la web o en las redes sociales con esa pasión que mostráis, hacéis que yo viva mucho más todavia esta pasión loca que tengo por la radio, y por la música. Muchas gracias una vez más por estar al otro lado.

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